Ahhhhh McCarthy, McCarthy, McCarthy.
Este es el tercer libro que leo de él. Y creo que por al menos uno o dos años lo dejaré descansar. La razón no es porque sea malo si no todo lo contrario, el cabrón es tan bueno que si me hunde un poco, me pone triste, hace que me de asco, hace que odie al mundo. Cuando acabe de leer the Road lo único que quería era llorar, cuando acabé de leer No country for old man lo único que quería era estar acompañado. Cuando acabé este, bueno es difícil saber que era lo que quería, pero lo que si quería era dejar de leer un poco a McCarty.
Hablar de Westerns es hablar de cosas crudas, del viejo y salvaje oeste, pues el autor se tomo la tarea tan cabrona de describir este salvaje oeste que creo que se le fue la mano un poco. El libro es lento, pero es a propósito, todo es completamente premeditado. No quiero contarles lo que leerán si deciden aventurarse en este libro, lo que si les diré es que aprenderán el significado de violencia desmedida. Los personajes de McCarthy son sin duda inolvidables y el juez creo que es el más inolvidable de todos. El libro esta lleno de grandes discursos, perfectas descripciones, lo que lo hace a la vez increíblemente hermoso e increíblemente insoportable en las partes más violentas.
Gran libro, lo quise mientras lo leí, pero espero no volver a leerlo al menos en un buen rato.
Léanlo bajo su propio riesgo.